La vida es más linda cuando nos rodeamos de buenos amigos. Girl Scouts: Eliana, Claudia, Mónica, Viany y yo. Foto: Jorge Chávez |
Nos abrazamos como si tuviéramos años de no vernos.
La gente nos miró de manera extraña, porque no fue un abrazo de
los que llaman normal. Fue un abrazo
de oso. Para mí, el abrazo de oso es envolvente, tierno, cargado de
sentimientos y un poco largo.
Mi amigo me besó en la frente - que por cierto, me parece de
los besos más hermosos que puede darse entre amigos- pasó su brazo por mi hombro y caminamos uno al
lado del otro. Sentí las miradas y descubrí entre el público a una persona
conocida que me sonrió con malicia. Saludé y pensé: “Ya se está imaginando lo que no debe”. En fin, creo que es tema trillado eso de que
es difícil que el común de la gente vea a un hombre y una mujer y no se imagine
toda una película de romance y otras cosas.
Soy muy expresiva con mis amigas y amigos. Crecí en una familia en la que las
manifestaciones de cariño son importantes: Besos, abrazos, pechiches, detalles. De niña recuerdo que nunca me importó que mi
papá llegara sudado de la finca y me besara y abrazara. Tampoco me importaba, en la adolescencia, que
mi novio me besara sudado y medio sucio después de jugar fútbol o que mi mamá
me abrazara con aroma a pollo mientras cocinaba. Y que conste que desde pequeñita tengo casi
una adicción por los perfumes y me encanta oler delicioso.
Siento que es importante decir te quiero y demostrarlo. Eso
alimenta el alma, recarga energías, alegra la vida, emociona, origina sonrisas
y buenos pensamientos. Decir te quiero
es bueno para quien lo dice y para quien lo escucha. Decir te
quiero es música para los oídos.
Decir te quiero, cuando sale
de lo más profundo del corazón, es lo más gratificante para un ser humano.
Y bueno, por supuesto, demostrarlo es mucho mejor aún. Y eso no cuesta absolutamente nada, porque no
es precisamente con obsequios que se puede hacer. Se puede
demostrar con un gesto, una caricia, una atención, una llamada, un papelito, un mensaje de texto, un
apretón de manos, un abrazo.
Este post tiene un solo propósito: Invitarlos a decir te quiero, a abrazar con amor, a ser más
expresivos de lo que acostumbran, a valorar a los amigos – a los de verdad -, a
hacer la diferencia en una relación de amistad, a olvidarse de los prejuicios, a ser
honestos… y a reconocer que la amistad es un regalo que viene envuelto, con
moño y tarjetica permanente… si así lo queremos.
Conocidos tenemos muchos a lo largo de la vida. Amigos, pocos. Cuidémoslos. Seamos buenos amigos, amigos verdaderos.