Rafael Ortíz Ariza, Director del Programa del Menor
Discapacitado Visual en el Distrito de Barranquilla cuando iniciaba su charla
ante estudiantes de medicina de la Universidad Libre de Barranquilla
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No estaba segura cómo empezar a escribir este post,
hasta que escuché: “Nosotros no pateamos el balón, pateamos el sonido”.
La frase es del médico pediatra Rafael Ortíz Ariza,
gran amigo, casi hermano, quien frente a un auditorio repleto de estudiantes de
medicina, contaba su experiencia como director del Programa del Menor
Discapacitado Visual en el Distrito de Barranquilla.
En ese momento hablaba de las diferentes actividades
que pueden hacer las personas que han perdido la visión y mencionó que en un
partido de fútbol de discapacitados visuales los únicos que ven son el árbitro
y los porteros. Explicó que el balón de
fútbol tiene sonido para que los chicos puedan escucharlo y por eso terminó
diciendo en tono jocoso: “No pateamos el balón, realmente pateamos el sonido”.
El programa distrital responde a la necesidad de
habilitación y rehabilitación de dos grupos de discapacitados: ciegos y de baja
visión. La persona ciega no percibe ningún tipo de luz. Quien tiene baja visión
es la persona que después de algún tipo de tratamiento o ayuda óptica, sigue
teniendo la deficiencia.
La Convención sobre los derechos del niño, de las
Naciones Unidas (1), fue aprobada como tratado internacional en 1989, después
de diez años de estudio. En su artículo 23 dice: “Los Estados partes reconocen
que el niño física y mentalmente impedido deberá disfrutar de una vida plena y
decente en condiciones que aseguren su dignidad, le permitan llegar a bastarse
a sí mismo y faciliten la participación activa del niño en la comunidad”.
El tratado también se refiere a la atención, gratuita
si es necesario, en materia de salud; al cuidado especial que merecen; a que el
Estado asegure que todos los sectores de la sociedad, pero especialmente los
padres y la familia, conozcan los principios básicos de la salud y nutrición de
los niños que tienen alguna discapacidad.
En esta Convención está basado el programa que dirige
Rafael Ortíz, quien explica que los alcances van más allá de la atención básica
en salud. La idea es, le decía a los jóvenes estudiantes de medicina que lo
escuchaban, que haya una atención integral: Mejorar la calidad de vida de los
menores, facilitar su adaptación a la sociedad y evitar el aislamiento, que es
común en muchas familias y comunidades.
El programa cuenta con profesionales en sicología,
odontología, oftalmología, terapia física, terapia ocupacional y una de las más
importantes, la tiflología (2). Además de vincular más a la sociedad, requiere
del compromiso de los gobernantes en aspectos como la infraestructura de las
ciudades, que deben planearse de acuerdo a las necesidades de los
discapacitados en general.
Mientras unos hacen un gran esfuerzo por dar la mano a
niños, jóvenes y adultos con discapacidad visual, nos enfrentamos a una
sociedad que aún no está del todo sensibilizada. A lo mejor porque hace falta mucha
información, pero hay que empezar.
"La comunidad forma parte de la rehabilitación del discapacitado
visual": Rafael Ortíz Ariza, médico pediatra.
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Por eso es importante apoyar eventos que promuevan el
cuidado de la salud de los ojos y eviten los riesgos de ceguera. Ese es el propósito del Día Mundial de la
Visión, que este año se celebra el 9 de Octubre. (Ver afiche al final de esta nota).
“Siempre adelante, siempre avanzando… siempre” es el
lema del programa para discapacitados visuales y su director es el mejor
ejemplo de lo que se puede lograr. Perdió la vista hace más de cinco años y eso
no ha sido impedimento para que siga enseñando (es docente de la Universidad
Libre de Barranquilla), atienda a sus pacientes y promueve un mejor trato a la
comunidad discapacitada visual. Solo hay que verlo frente al público, haciendo
uso de todas las ayudas tecnológicas que tiene a la mano, para comprobar que
los obstáculos están solo en la mente de la gente y de quienes viendo, no
quieren ver.
1.
Convención sobre los derechos del niño.
Naciones Unidas. http://www.unicef.org/honduras/CDN_06.pdf
2.
Tiflología: Se define como la ciencia encargada
de rehabilitar las personas con discapacidad visual. Su función es enseñar las
habilidades para la vida diaria, orientación y movilidad, uso del bastón de Hoover, manejo de la
pizarra de braile, uso de los lectores de pantalla en los computadores. Tomado
del proyecto “Programa del niño, niña y adolescente discapacitado visual. IPS
Universitaria. Servicios Ambulatorios. Paso Las Palmas. Barranquilla 2014”
Afiche del Día Mundial de la Visión, que promueve el
cuidado de los ojos
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