¿Qué tal este invento? ¿El cuento es no salir de la oficina? Fotografía tomada de la página Outgrow.me |
4:00 am y ya me había
despertado, pero decidí cerrar los ojos para no perder la costumbre de “otros
minuticos más” en la cama, cuando abrieron la puerta de mi cuarto. Era mi mamá. Sonrió y me dijo: "Vine a que me
vieras". Me dio risa y le dije: "Ay mami y por qué dices eso?". “Es que no quiero que se te olvide mi cara”, respondió.
Me dio mucha tristeza escuchar
a mi mamá decir eso. Trabajaba en la
Alcaldía de Barranquilla y fue la época de los damnificados por el
invierno. Salía muy temprano de la casa
(mi mamá estaba dormida), compartía unos minutos con mi papá quien también era
madrugador y solo regresaba hasta la noche.
Normalmente también me recibía mi papá, quien siempre estaba pegado al
televisor. Mi mamá ya estaba dormida y
me acercaba a darle un beso en la frente.
Cuando uno está joven no
mide las consecuencias del exceso de trabajo y solo piensa en ser responsable y
cumplir con las metas propuestas. Disfrutaba mi trabajo realmente. Lo hacía con
amor, pero no estaba pensando en los momentos que perdía al no compartir con mi
familia.
Ya me había pasado cuando
trabajé en televisión. Salía a las 6:30
am para el RADAR, el noticiero de radio que dirige mi hermano Luis Emilio,
desayunábamos juntos al terminar y luego me iba para el noticiero de televisión.
Allí estaba todo el día y llegaba a casa
a las 10:30 pm u 11:00 pm. Encontraba a
mi novio dormido y yo era quien lo visitaba (vivíamos cerca), porque a él le
daba pena esperar en mi casa hasta esa hora.
Luego me acompañaba hasta mi casa.
Cuando volví a trabajar en
televisión, ocurrió lo mismo. Me perdía
muchas reuniones familiares (o llegaba tarde), trabajaba fines de semana,
festivos y hasta altas horas de la noche.
Cuando me encontraba con algunos amigos me decían: Le preguntamos a tu
hermano por ti y dijo: “Vayan a buscarla a la oficina. Nada más le
falta llevarse la cama”.
No aprendí ni siquiera porque
sabía la historia de mi papá cuando mi hermano mayor no había cumplido el año
de nacido. Trabajaba tanto que mi
hermano no quería que lo cargara y se ponía a llorar, porque es que
prácticamente no lo conocía! Lo dejaba
dormido en las mañanas y lo encontraba dormido en las noches. Por esa razón decidió montar un negocio en la
casa. Qué decisión tan sabia la de mi
papá.
A estas alturas de mi
vida, vivo las consecuencias del estrés al que me enfrenté, de excederme en
horas de trabajo, de dormir poco, alimentarme con lo que encontrara en el camino
y en el horario que sea y de no reposar los malestares (que son el grito del
cuerpo pidiendo descanso).
No cometan mis
errores. Se pagan caro.