En la zona de prensa de Catedratón 2010. Barranquilla. |
También tenía facilidad para redactar y por
eso jamás supe lo que era copiar y pegar el texto de un libro para cumplir con
una tarea escolar. Ayudó muchísimo que mi papá acostumbraba a
comprar el periódico diariamente y mi hermano Luis compraba muchos libros, que
al final pasaban por las manos de todos.
De hecho, mi mamá nos organizó una biblioteca en la casa, que además de
almacenar los libros, era nuestra zona de estudio.
Cuando terminé la primaria, entré a
estudiar a un colegio que otorgaba título
de bachiller comercial. Pasé
las vacaciones de fin de año practicando mecanografía, porque no quería entrar
siendo puyógrafa. Por eso, cuando mis
compañeras de primero de bachillerato iban a conocer el teclado de una máquina de escribir,
ya yo escribía con los 10 dedos; cuando nos mandaron a tapar las letras del
teclado, ya escribía sin mirarlo; cuando nos empezaron a hacer pruebas de
velocidad, ya escribía rápido.
Luego de terminar el bachillerato comercial
en el Colegio Santa Teresita del barrio Las Nieves de Barranquilla, me propuse
entrar al Colegio Hermana Virginia Rossi. Durante 1980 asistí a todas las veladas que organizaron. Me gustaban las instalaciones del colegio,
pero sobre todo, sentía que había mucha cercanía entre alumnas y religiosas (y
no me equivoqué).
Un viernes en la tarde, mientras esperaba en
el patio a una amiga que estudiaba allí, escuché a alguien decir que iban a
tener problemas para imprimir el periódico escolar, porque el esténcil con los artículos se había roto
y solo les quedaba uno más. Me acerqué, me disculpé por meterme en la conversación y les dije que si querían las ayudaba,
que sabía picar esténcil. Por supuesto, cuando entré a estudiar al año siguiente, ya tenía ganada la oportunidad de participar en el periódico
escolar.
Si había que hacer una cartelera, no me
temblaba la mano para coger un marcador y empezar a escribir. Si había un acto cívico, ahí estaba para
ayudar a organizar. A lo único que no me
le medí fue a las obras de teatro. Mala, pero mala, para actuar.
Le fui perdiendo el miedo a hablar en
público, hasta el punto que el día que a la religiosa encargada de las clases
de canto la incapacitaron por seis meses, me pidieron que dirigiera las clases
para todo el bachillerato y la primaria y acepté. Estaba en sexto de
bachillerato. Ese fue un voto de confianza y una gran prueba para mí.
Llegó el momento del famoso test vocacional
que hacen durante el último año de bachillerato. Unos audífonos y un micrófono.
Eso fue lo que pinté en la última parte del test. Tenía bien claro, a los 16
años, lo que quería hacer y ser en el futuro.
El camino abonado hacia mi profesión de
comunicadora social – periodista.
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- Salida de gallo: No sé si es la definición correcta, pero es cuando al hablar o al cantar, desentonas y se escucha un poco más agudo o desafinado.
- Puyógrafa: Así le dicen a las personas que escriben a máquina con uno o dos dedos.
- Puyógrafa: Así le dicen a las personas que escriben a máquina con uno o dos dedos.
- Estencil: Formato tamaño oficio, elaborado en papel encerado, especialmente para ser perforado con máquina de escribir.