jueves, 20 de febrero de 2020

MUSEO DEL CARNAVAL, ATRACTIVO PARA PARTICIPANTES DE LA ASAMBLEA BID 2020



El Museo del Carnaval de Barranquilla está listo para recibir a participantes, acompañantes y representantes de medios de comunicación que estarán en la Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo – BID- 2020, del 18 al 22 de marzo.

Ubicado en el Barrio Abajo, sector declarado por la Alcaldía de Barranquilla como Área de Desarrollo Naranja* – ADN Barrio Abajo-, el Museo del Carnaval fue inaugurado en diciembre pasado y estará abierto al público los 365 días del año.

Son cuatro pisos en los que se cuenta la historia de 117 años de la fiesta cultural más grande de Colombia: El Carnaval de Barranquilla.  El visitante conocerá la evolución de esta celebración, la historia del desfile de carrozas de la famosa Batalla de Flores, podrá apreciar los vestidos de coronación que han usado las reinas del carnaval desde 1955 y tendrá acceso a una terraza ubicada en el cuarto piso, desde donde se aprecia la ciudad.

Carla Celia, directora de Carnaval S.A. destacó que “el Museo de convierte en la base de la industria creativa de la ciudad, que incluye al teatro Amira de la Rosa, la Fábrica de Cultura, el Museo del Caribe, las sedes de grupos de danza y el nodo del Servicio Nacional de Aprendizaje –SENA-, con énfasis en industrias creativas”.

Para la Asamblea BID 2020 se esperan 7.000 visitantes entre nacionales y extranjeros, que tendrán la oportunidad de conocer este atractivo turístico de la capital del Atlántico.


*Mediante decreto 0447 de 2019, la Alcaldía de Barranquilla designó el Barrio Abajo como Área de Desarrollo Naranja – ADN BARRIO ABAJO -, por ser un centro con alto potencial para el desarrollo de la economía creativa, la innovación, la renovación urbana, el fortalecimiento del tejido social y la protección del patrimonio cultural de la ciudad.

El Gobierno Nacional definió las Áreas de Desarrollo Naranja (ADN), como “espacios geográficos delimitados y reconocidos a través de instrumentos de ordenamiento territorial, decisiones administrativas de la ciudad o municipio, que tienen por objeto incentivar y fortalecer las actividades culturales y creativas previstas en la Ley de Economía Naranja”


RADAR ECONÓMICO EN EL CUBRIMIENTO DE LA ASAMBLEA BID 2020

miércoles, 19 de febrero de 2020

RECUERDOS DE UNA ASAMBLEA DEL BID

Sala de prensa Asamblea Anual del BID, en el Centro de Convenciones Ernest Morial de New Orleans, año 2000. ¡Miren los computadores y las impresoras! Usábamos mucho papel.  Veinte años después, en Barranquilla (Colombia) el BID le apuesta a un evento con enfoque sostenible: La mínima circulación de papel. 

Camino al aeropuerto La Guardia de New York, pensaba cómo iba a organizar el trabajo de los tres días siguientes en New Orleans, a donde me dirigía a cubrir la cuadragésima primera Reunión Anual de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo – BID-. Eran las 5:00 am del miércoles 22 de marzo del año 2000.

Andrés Pastrana Arango era el presidente de Colombia, Juan Camilo Restrepo su ministro de Hacienda y Crédito Público y Cesar Gaviria era Secretario de la Organización de Estados Americanos – OEA-.  El presidente del BID era el uruguayo de origen español, Enrique Iglesias, quien para esa fecha tenía 12 años en esa posición en el organismo internacional.

La agenda de los seminarios previos a la Asamblea Anual de Gobernadores, giraba en torno a los flujos de capital (si se regresaba el esquema de los 90 o si se le caminaba a los flujos directos de inversión extranjera), reducción de la pobreza, estrategias para mejorar la gobernabilidad en América Latina, aplicación de las nuevas tecnologías informáticas al desarrollo social y económico de la región, entre otros temas.

En esos días andaba estresada, necesitaba mudarme de vivienda en New York y tuve que armar el viaje a la carrera, así que lo de la mudada quedó para cuando regresara de New Orleans.

Llegué al hotel antes de medio día, dejé la maleta en la habitación y corrí a registrarme en la sede de la asamblea. Al primero que vi fue a un colega mexicano, que me saludó con: “¿Y dónde dejaste a tu delegación de la India?”.  Ya habíamos compartido el año anterior en la Asamblea Anual Conjunta del Fondo Monetario y Banco Mundial en Washington y me la tenía “montada”* con el tema de mis rasgos indios.

Él y otros colegas me invitaron a dar un paseo por Riverwalk (habían terminado su jornada laboral), pero les dije que tenía el tiempo justo para armar un informe para el RADAR ECONÓMICO, así que me quedé en la sala de prensa (que era un bodegón gigante) recopilando información y ubicando a alguien de la delegación colombiana.

Al día siguiente me encontré con Pablo Gabriel Obregón y Marciano Puche, de la Fundación Mario Santodomingo de Barranquilla y tuve la oportunidad de hacer una cita con Guillermo Perry Rubio (QEPD), quien era economista jefe para América Latina y el Caribe, del Banco Mundial.  Con quien no pude conversar fue con José Antonio Ocampo, ex ministro colombiano y quien en ese momento era el Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina – CEPAL –

Ese segundo día sí saqué un ratico para conocer lo más nombrado de New Orleans, aprovechando una invitación que nos hizo al BID a todos los periodistas: Noche de jazz, cena con comida típica de cocina creole y cajum y en la hermosa zona de Bourbon Street, que por sus calles y balcones, me recuerda mucho a Cartagena (Ya sé que  Carlos Vives, dice que se parece a Barranquilla y de seguro es por el Mardi Gras, su carnaval, y su ubicación a la orilla del río Mississippi, pero ajá).

Fue una bonita experiencia profesional (por el cubrimiento periodístico) y personal (por todo lo nuevo que conocí y disfruté).  Como dije en un post en Instagram:  Este año, dos décadas después, vuelvo a tener la oportunidad de participar en una asamblea del BID, y en mi linda Barranquilla, una ciudad alegre, colorida, carnavalera y pegada al río, como New Orleans.


En el ferry, por el río Mississippi, de regreso al hotel después del primer día de cubrimiento de la asamblea BID 2000


*Montada: Término utilizado en mi tierra, Barranquilla, para indicar que alguien nos juega bromas con frecuencia.