Las reuniones de amigas son alimento para el alma, renovadoras y relajantes, especialmente si incluyen "risoterapia". Ilustración tomada de http://ingredientesdelavida.blogspot.com.co |
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Niñaaaaaaaaaas,
al fin nos vamos a ver el fin de semana?
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Sííííí
claro
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¿Dónde?
¿A qué hora?
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¿Quiénes
vamos? Confirmeeeeeen!
Más
o menos así empezaba un chat de WhatsApp con mis amigas de bachillerato. En la ciudad estaba una amiga que vive fuera
del país y queríamos compartir con ella un rato, antes que viajara nuevamente.
Y
ahí empezó el cogecoge. Lo de la hora
fue solucionado rapidito. El problema
fue decidir el lugar al que iríamos a comer, porque empezaron las restricciones:
-
Ay
noooo, yo no como pizza.
-
Yo
tampoco, tengo los triglicéridos por el cielo.
-
Andaaaaaaa,
entonces propongan otro sitio.
-
A
mí no me importa el tipo de comida, pero que haya aire acondicionado, porque
sudo mucho.
-
Sí
verdad, que sea un lugar fresco y en el que podamos chacharear bastante.
-
Pilas,
donde la comida no sea congelada, porque tengo que controlar la sal.
-
Y
yo debo cuidarme de las grasas.
A
mí me empezó a dar risa la cosa y propuse ir a un sitio donde servían de todo,
para que cada una pudiera elegir sin mayores problemas y aproveché para
mamarles gallo:
“Anda oye, tamos graves. ¿Será que ya llegamos a la etapa en la que el
menú solo será pechuguita de pollo asada, puré de papá y sopita de verduras…
todo bajo en sal y cero grasa?”
Nos gozamos el ratico con la pila de comentarios que
siguieron:
-
Ajá
¿Y qué insinúas? Que estamos viejas?
-
Nooooo,
para nada, pero ya hay restricciones, entonces
mejor nos cuidamos.
-
¿Viejas?
Ni la cédula, porque es nueva.
-
Por
favor, dejen de hablar de los años… ya, no hablen más de eso.
Al
fin llegó el momento del encuentro. Para
variar, unas llegamos más temprano que otras. No faltó la despistada que se
equivocó de dirección y los meseros aún no habían empezado a atendernos pero de
una se pillaron que sería una reunión desordenada.
Lo
más chévere fue lo que observé a la hora de ordenar la comida: A ninguna, léase
bien, nin gu na le vi mucha preocupación
por los ingredientes de la comida. Ahí hubo de todo: Pizza, hamburguesas, papas
rellenas con mucho queso grasosito, tortillas con dips… No recuerdo haber visto ni una sola ensalada!
Les
juro que a todas se nos olvidaron las restricciones alimenticias y lo más
chévere: Nos reímos a carcajadas, hicimos desorden tipo recreo de colegio y nos mamamos
gallo sin piedad.
Bienvenidos
los cuarenta, los cincuenta y todo lo que se aproxima. Está comprobado que la edad solo está en los
documentos de identidad!