Foto tomada de www.primerahora.com |
Cada vez que se disparan los atracos en Barranquilla, volvemos al tema de la conveniencia o no de hablar abiertamente sobre el tema, a través de los medios de comunicación y ahora de las redes sociales.
Es verdad
que no nos conviene porque eso
ahuyenta inversionistas y visitantes. Pero y entonces ¿qué hacemos? Nos quedamos
callados y nos hacemos los de la vista
gorda?
No me voy a
meter con el tema de las estadísticas, de si es el nivel más alto de atracos de
los últimos años o no. Solo quiero referirme a la sensación de inseguridad
que experimento como ciudadana, no común, no corriente, porque ninguno lo es.
Anoche debí
desplazarme de norte a sur y cuando se acercaba la hora de movilizarme, mi
prima Yamile me dijo: “Pilas, ten cuidado, las calles están solas, están
atracando en cualquier parte, así que busca las vías más concurridas” y me
sugirió una ruta que casi siempre evito.
Le dije: “No me asustes”, pero ya era tarde. Ya estaba asustada.
Sentí el
trayecto más largo de lo normal, manejé rápido cuando el semáforo estaba en
verde o muy lento cuando estaba en rojo, con tal de evitar parar por completo
en una esquina. Cuando estaba en el barrio El Recreo un taxi paró rápido y se
bajó un señor, también rápido, y se me quería salir el corazón.
Vi tres
motos cuando iba por la calle Murillo. Todas
llevaban parrillero. Me asusté, intenté
no quedar atrapada entre dos carros, miraba por todos los espejos, verifiqué
una y otra vez que los seguros de las puertas estuvieran bien, radio apagado
para escuchar el mínimo ruido, miré el reloj más de cien veces...
Decidí atravesar la calle Murillo, lo más
cerca a mi casa y cuando me disponía a hacer el cruce, aparecieron unos policías
motorizados. Me asusté más. Qué triste
que en vez de tranquilidad, generaran desconfianza. A las pocas cuadras los vi parando a unos
chicos que iban en una moto.
Llamé a mi
casa para avisar que estaba cerca, que estuvieran pendiente de mi llegada y de
ayudarme con la entrada al garaje.
Apenas
entré a la casa le escribí a mi prima, quien me había dicho: “Avisa apenas
llegues”.
Esta no es
la Barranquilla que quiero.
Nota
para los lectores que no son de Barranquilla:
https://es.wikipedia.org
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