sábado, 5 de marzo de 2016

Estadísticas versus realidad. A propósito de la inseguridad en Barranquilla

Las estadísticas no siempre muestran la realidad.  Ilustración tomada del buscador de Yahoo.

A raíz de la nota sobre la inseguridad en Barranquilla que publiqué ayer en mi blog, un amigo me escribió lo siguiente:
Mabel, ¿Por qué no presentas estadísticas? No es bueno arriesgarse a decir que la ciudad es insegura sin cifras
Le respondí:
¿Importan las estadísticas? Es más, ¿Crees en las estadísticas?
Él me dijo: “Bueno, no siempre, pero algo de verdad hay en ellas

Y aquí voy con lo que pienso.

A lo mejor hay algo de verdad en las estadísticas, pero honestamente, creo poco en ellas. Y no creo en ellas porque no me dé la gana. Es porque está más que demostrado que se pueden acomodar a favor de o en contra de.

A la larga lo importante no son las estadísticas sino lo que a raíz de ellas se haga, las decisiones que se tomen.  Las estadísticas nos pueden mostrar cómo evoluciona un problema social, si disminuye o empeora y con base en esos datos las autoridades deciden qué van a hacer para atacar el problema.

Las autoridades publican estadísticas anuales, semestrales o mensuales de un problema social (violencia intrafamiliar, feminicidios, asaltos…). Normalmente comparan un período de tiempo con el del año anterior o años anteriores para determinar si el problema disminuyó o no.   Confiamos en que la muestra utilizada es real y los numeritos no mienten, pero hay un problema.  Y si las estadísticas no son reales?  Qué pasa si la disminución del problema no es verdad?

Pero bueno, vamos a creer.  Vamos a pensar que todo fue hecho con seriedad y responsabilidad.  Que las muestras son representativas y que el análisis es totalmente cierto.  Perfecto.  Pero pregunto: ¿Qué le decimos al ciudadano que mientras revelan el último análisis que muestra disminución de hechos criminales, es asaltado en una calle concurrida?  Al chico que le sacaron el celular de su bolsillo? A la chica a la que le pusieron un cuchillo en la cintura y la obligaron a entregar su bolso en silencio mientras se transportaba en un bus urbano?

Aquí aparece otro aspecto del tema. ¿Qué pasa con los asaltos y los intentos de asalto que la gente no reporta? A una amiga le sacaron el celular en un bus de Transmetro y ella lo que hizo fue llorar y prestar dinero para comprar otro. No denunció el hecho.  Al hijo de mi prima intentaron quitarle el celular a dos cuadras de su casa.  Se defendió y corrió.  Tampoco denunció. Cuando a mi sobrina la atracaron tampoco denunció.  Y la gente no denuncia porque siente que es perder el tiempo pues no van a recuperar lo perdido y menos la tranquilidad.  Bueno, solo serviría para aportar a las estadísticas.

Y finalmente, con una sola persona que se asuste y pierda la tranquilidad, con una sola familia que ya no se quiera sentar en la puerta de su casa por temor a pasar un mal rato, con una sola persona que pierda la vida al tratar de defenderse de maleantes, las estadísticas quedan sin piso.  Y si no creen que es así, preguntémosle a los familiares del chico que mataron por el parque del barrio Olaya hace unos meses si les importa en cuántos puntos con relación al año anterior, disminuyó el índice de criminalidad en Barranquilla.


Ah y casi se me queda esto en el tintero: Apuesto que quienes consideran que la ciudad no es tan insegura aún no han pasado su susto, viven en zonas muy vigiladas, no caminan o sencillamente tienen guardaespaldas.  Aprendamos a ponernos en los zapatos del otro. 

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