Los ciudadanos del noroccidente de Soledad, Atlántico, están preocupados por la reestructuración de rutas del transporte público colectivo anunciada por el Área Metropolitana de Barranquilla (AMB) y decidieron acudir al Concejo de su municipio para buscar una salida a lo que anticipan se convertirá en un serio problema.
Unas
rutas serían eliminadas y otras modificadas (un total de 25 rutas) dentro de un
plan de cuatro fases, atendiendo la recomendación de un estudio técnico
contratado por AMB, realizado por la Unión Temporal GSD-Moviconsult y entregado
a mediados de este año.
Funcionarios
del AMB empezaron a socializar la reestructuración de rutas entre líderes del
municipio de Soledad, pero la gente no está contenta con los cambios propuestos
porque no responden a las necesidades reales de movilización de los habitantes
de las zonas inicialmente afectadas.
De
acuerdo con la comunicación radicada en el Concejo de Soledad por parte del
Comité de Trabajo líderes comunitarios del noroccidente de Soledad, la gente
ahora tendrá que caminar entre 300 y 500 metros hasta la parada del bus, pero
para llegar allí se corren algunos riesgos por la inseguridad en el área y temen
por su integridad. Muestran preocupación especial por las personas en situación
de discapacidad.
Preparación para el cambio
Preparación para el cambio
Hace pocos días escuché en radio que un oyente se quejaba de los cambios propuestos por AMB porque solo favorecían al sistema masivo, Transmetro, no a la ciudadanía, y decía: “A mí no me gustan esos cambios porque esos buses no paran donde uno necesita sino donde ellos quieren”. La verdad es que este es el más claro ejemplo de que estamos en pañales en materia de organización y cultura ciudadana.
Cuando
uno va a otros países en los que el transporte público funciona como relojito y
de manera organizada, añora que en Barranquilla ocurra lo mismo. El problema es
que no se trata solo de número de buses, rutas y horarios. El orden va mucho más allá y tiene que ver
con una planificación integral y cultura.
Miremos
primero el tema de las vías. Tenemos
pocas vías alternas de acuerdo con la alta circulación de vehículos. Las vías
de acceso en muchas zonas no están en buen estado y si lo están, el área no es
segura, especialmente en horas de la madrugada y en las noches. Y aquí ya
entramos al otro tema: La inseguridad. Por qué zona de la ciudad podemos salir
a caminar con tranquilidad, a cualquier hora, a buscar un bus de transporte público? Conocemos la respuesta.
La
inseguridad, que siempre se quiere combatir con más policías, tiene su origen
en algo más complejo: Falta de educación y de empleo estable. No hay
justificación para hacerle daño a otro, pero la delincuencia común encuentra en
su “oficio” la salida más fácil para sobrevivir.
Finalmente
está el tema de cultura ciudadana. No hemos logrado, en esta ciudad, que la
gente entienda lo que significa el orden, el respeto por el otro y el cuidado
de lo público. Recuerdo cuando se instalaron paradas de buses en toda la
ciudad. En la Calle Murillo con Cra 45
se armaban unos trancones interminables porque los usuarios del transporte
público caminaban por la intersección para abordar los buses. Entonces colocaron unas vallas que impedían
que cruzaran desde la esquina. No sirvió para nada, el desorden continuó y
las paradas de buses se convirtieron en camas de indigentes.
Y
muchos se preguntarán: ¿Y entonces qué hacemos? ¿Nos quedamos en el “retraso”? No,
pero mientras no se den las condiciones para ello, algunos intentos de cambios no
solo serán infructuosos, sino que se convertirán en un problema mayor.
Por
todo lo anterior entiendo la preocupación de los soledeños, quienes entre otras
cosas, hacen una propuesta razonable: Concertar. En épocas de auge de la comunicación para el
cambio social, no se vale tomar decisiones e imponer sin tener en cuenta lo que
la gente quiere y necesita.
Ojalá
que los funcionarios públicos involucrados en el tema de la reestructuración de
rutas de buses de Barranquilla, además de sentarse con los transportadores (que
también reclaman ser tenidos en cuenta para estos cambios y están dispuestos a
trabajar por el fortalecimiento del sistema masivo de transporte), lo hagan con
la ciudadanía que se ve afectada. Seguramente nos evitaremos unos cuantos
dolores de cabeza.
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