Siempre ha sido así. La gente camina por donde ya otro
lo está haciendo. A lo mejor porque siente
tranquilidad y seguridad.
Cuando llueve en Barranquilla, famosa por sus arroyos,
las calles están llenas de agua. Quienes
manejamos no perdemos de vista los movimientos del vehículo que va delante de
nosotros, casi siguiendo las huellas de las llantas. Así garantizamos no caer en un hueco y nos
evitamos malos ratos.
En una situación práctica como esa, vale. Pero, ¿por
qué permitimos que nos abrace el seguimiento
a ciegas en todos los aspectos de nuestra vida?
Conozco a mucha gente que sigue algunas normas sociales
aunque no las comparte
Algunos amigos con quienes he conversado sobre el tema
me dicen que les da pena no hacer ciertas cosas, como llevar regalos a las
celebraciones y participar en la ya popular lluvia de sobres. Eso es una obligación? Porque si es así,
estamos mal. Si la gente que no recibe regalos en su cumpleaños o dinero en su
grado se incomoda con quien no le llevó algo, estamos mal!
Otro tiene que ver con los famosos “Día de…”: La
amistad, San Valentín, el niño, la niña, el joven, la madre, el padre, navidad,
del árbol… las brujas”. Algunos decimos que son nuestros y otros adoptados. Estoy por creer que ninguno
es nuestro.
Todo lo relacionado con la familia no debía tener día
especial, porque el amor por nuestros seres queridos debe manifestarse
tooooodos los días y no precisamente con obsequios materiales. Eso da para otro post.
Pero bueno, asumo que la elección de un día para algo
es sencillamente una manera de hacer un alto en la rutina diaria y programar
algo especial, solo para resaltar los valores de algo o alguien (la felicidad
que nos invade al recordar el día del nacimiento de una persona querida, por
ejemplo).
Lo que no me gusta ni un poquito, no comparto y
critico, es cuando decidimos seguir la corriente sin reflexionar sobre qué
celebramos, como el caso del Día de las brujas.
No es por ser la
niña diferente, pero la verdad es
que para eso no me ha salido el Vicente que
muchos llevan dentro. Por eso en mi casa, si hay que celebrar algo para alegrar
a los más pequeños, los niños serán bienvenidos el Día de los Angelitos.
Ya dejemos de formar tantos vicenticos. Haríamos una mejor tarea si además de inculcarles nuestras tradiciones, les enseñamos a hacer lo que les gusta, no lo
que les impone la sociedad.
Pendón en la terraza de mi casa. |