jueves, 9 de octubre de 2014

Un viaje con lunares

Desde Washington, USA

Todos los viajes tienen sus anécdotas y este lo empezamos con una madrugada innecesaria, porque llegamos temprano al aeropuerto y nos encontramos con que el personal de Copa Airlines no estaba listo para atender al público. Llegaron media hora más tarde de lo que ellos mismos recomiendan que lleguemos los pasajeros cuando el viaje es internacional y hubo una espera adicional, mientras los computadores estaban listos para la atención. Ahhhh y nos tuvimos que aguantar a una chica malencarada (como si tuviéramos la culpa de su madrugón).  Eso de la desatención da para otro post en este blog.

Luego de hacer emigración llegó la inspección del equipaje de mano y unas cortas preguntas por parte de miembros de la Policía Nacional. Cuando la joven policía me preguntó si sufría del corazón me imaginé que vendría una revisión adicional.  Conté unas 15 personas que fueron seleccionadas al azar para una inspección con rayos X. Para todos fue la primera vez y aunque hubo una que otra queja, al final llegamos a la conclusión que es la única manera de detectar si alguien está sirviendo de mula para sacar droga del país.

Es una situación incómoda, pero es la realidad de nuestro país y la verdad es que las autoridades no pueden bajar la guardia, así que nos armamos de paciencia, colaboramos y al final todo estuvo bien.

De ese proceso de revisión solo nos quedó un sinsabor, que por la hora (ya casi llamaban para abordar), no comentamos con las autoridades: A todos nos pusieron a firmar de rapidez un documento que ninguno tuvo la oportunidad de leer.  Intenté leer lo más rápido que pude y entiendo que con ese documento aceptamos la revisión con rayos x y que no hay ningún riesgo para la salud, por la presencia de marcapasos o embarazos.  Sería bueno manejar la situación, de por sí un poco estresante, con una mejor comunicación.  A veces las caras duras resultan bastante incómodas.

Y finalmente, la maleta. Por primera vez me tocó la bolita negra, como decimos en Barranquilla.  Cuando recogí la maleta en el aeropuerto Dulles de Washington no me percaté de ningún inconveniente, hasta cuando llegamos al hotel.  Del orden con el que empaqué no quedó absolutamente nada: Perfume abierto, ropa interior manoseada, zapatos mal acomodados, pantalones y blusas mal doblados… todo literalmente patas pa´arriba.


Aquí desconocía el desastre que iba a encontrar en mi maleta y esperaba el turno del vehículo que nos trasladaría del aeropuerto de Washington al hotel.


Me preocupé pues pensé que se habían perdido algunas cosas que traje para unos amigos, pero ya pasada la incomodidad y después de revisar cada centímetro del equipaje me di cuenta que desempacaron todo, pero no se extravió nada.

Por lo menos la noche agradable actuó como borrador de nata nuevo. La página del día quedó muy limpia después de compartir una deliciosa pizza con Yolanda Morales, periodista mexicana y mi hermano Luis Emilio, con quienes ando por Washington DC, en la Asamblea Conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.


Borrador de nata: Ese borrador blanco graaaaande y suave que reemplazó a los antiguos de colores y duros que usan los chicos en las escuelas

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