miércoles, 22 de octubre de 2014

Mis amigos: Mi cajita de música

William y Milena Zapata, amigos de Infancia; Roberto Castilla, esposo de Milena y mi hermano Luis. Una noche de conversación en el sótano de la casa de Yudex y Cheny, mi primo y su esposa, en Hackensack, New Jersey.


Por mi familia y mis amigos.  Siempre lo he dicho, es por lo que siempre agradezco a Dios.

Cuando hace quince años me aventuré a permanecer por largo tiempo en Estados Unidos, lo hice con muchas dudas. Una de las razones: Siempre me ha parecido un país de frías relaciones personales. Por lo menos esa fue la impresión cuando visité esa nación por primera vez en 1992.

Nací en una familia en la que decir lo que se siente es importante. Y mucho más, demostrarlo. Y eso lo hemos reflejado en nuestras relaciones personales.  Para mí, la amistad es muy importante y cuando considero que una persona es mi amiga, siempre será especial en mi vida.

Newbridge Road en Hicksville, Long Island.  En esa parada de bus tuve tiempo para pensar en muchas cosas y leer libros.

Este año tuve la oportunidad de volver a New York y New Jersey, visitar amigos y lugares que quiero por las experiencias vividas. Recorrer algunas calles casi me hace llorar.  Sentí guayabo. Por mi mente pasaron imágenes de manera veloz, cerré los ojos para que el sentido de la vista no alterara olores y sentimientos; me senté, sin ninguna prisa, en la sala de espera de una estación de tren con un café; caminé despacio y dejé que la brisa realmente me acariciara.  No es lo mismo estar de paseo que vivir en el país del norte.  La perspectiva es diferente.

Pero lo más importante fue el reencuentro con algunos amigos. Cómo me duele no haber visitado a todos, pero si Dios lo permite, espero tener la dicha de hacerlo pronto.

Parte de los amigos dominicanos que quiero mucho: Kuki, Yoselín, Rafa. Esa noche conocí a Luis y Arelis. Aquí estamos con la avispada de Jailene. Noche de canto y música en Queens, New York. Fue increíble.

Es increíble dejar de ver a una persona más de cinco años, volverla a ver, abrazarla y conversar como si solo hubiera pasado un día.  Eso es para mí, la mejor muestra de cariño.

No sé ustedes, pero yo tengo los mejores amigos del mundo y sé que ellos saben que son realmente importantes en mi vida. Y si bien sigo sintiendo que Estados Unidos es un país de frías relaciones personales, no me cabe duda que muchos se dejan llevar por el agite diario, el trabajo excesivo, la distancia y la falta de interés.


Viví casi diez años en el país de los gringos y pude comprobar que sí es posible hacer amigos y conservar relaciones cálidas y verdaderas. Todo depende de la música que suene en el corazón de cada uno.


Nota: No era fácil mostrar todas las fotos del reencuentro con mis amigos en New York y New Jersey, por eso comparto el álbum de Facebook en este enlace: https://www.facebook.com/mabel.rada.3/media_set?set=a.10153532044284041.1073741878.705189040&type=3

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