Encontré esta fotografía en mi archivo, pero no recuerdo el origen. Gracias al fotógrafo desconocido. Titulé su obra "Los colores del amor" |
Siempre
me divierto mucho con el tema de los colores para hombres y mujeres. Para
ellos solo existen: blanco, negro, amarillo, azul y rojo. Lo básico.
Para nosotras las mujeres, la cosa es más
“variada”: Lo básico y todas sus combinaciones. Por eso a la hora de preguntar
por los colores de preferencia, aparecen: fucsia, burgundi, azul turquesa,
amarillo pollito (y pensar que hay pollitos más amarillos que otros), blanco
perlado, rosa vieja, blanco hueso y hasta negro noche. Sobre este último
siempre me asalta la curiosidad si alguien se inventará o si ya existe el
“negro día”.
Y entonces me pongo a pensar que así como vemos los
colores, hombres y mujeres, vemos la vida.
Los hombres son muy prácticos a la hora de tomar
decisiones y se dejan influenciar por aspectos que, a la hora de la verdad, son
básicos. Si van a comprar un carro, claro que piensan en el color, pero primero
revisan si es de buena calidad, si los repuestos no son tan costosos y si está
al alcance del presupuesto. Por supuesto, tienen en cuenta el uso que le
darán (si es para uso personal o negocio).
Es posible que hace unas décadas atrás las mujeres,
al comprar un vehículo, nos dejáramos llevar por la intuición y el amor a
primera vista: “cuando vi ese carro, supe que sería mío”. Las cosas han
cambiado porque producimos dinero a la par del hombre y porque jugamos un rol
diferente en la sociedad: liderazgo, ejecutivo y de negocios. Ahora consideramos
más el tema “costo-beneficio” y si resulta práctica la adquisición del
vehículo. Sin embargo, el tema del “amor a primera vista” por el objeto a
comprar (zapatos, bolso, accesorios…), persiste.
Las mujeres somos indiscutiblemente detallistas y
por eso tan románticas, pero a su vez podemos terminar complicándonos más la
vida (Y vienen a mi mente esos comentarios jocosos de que somos tan difíciles
que si aparece nuestro príncipe azul, entonces se nos ocurre decir que no es el
tono de azul que esperábamos).
No quiero ser tan práctica que olvide los detalles,
ni tan romántica y “enamorada” que pierda la perspectiva de la realidad. Por
eso siempre intento (que conste… intento) buscar el equilibrio para no
lamentarlo después. Siento que lo importante es mirar el arco iris de la vida y
darle a cada situación el color que se merece sin que nos vayamos al extremo
tragicómico o al indiferente.
Somos seres especiales, hombres y mujeres, y juntos
hacemos un buen equipo, logramos una linda paleta de colores.
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