“24.550 personas buscaron hotel en Washington en las
últimas 24 horas”. El dato me lo dio la aplicación Booking.com, mientras
revisaba posibilidades de alojamiento, hace unos días.
No sé si es cierto o si solo es una manera de presionar
para que uno acelere la decisión. Y lo
digo porque eso me hizo pensar que si dejaba la reserva para otro momento, a lo
mejor ya no había posibilidades en las fechas que estaba buscando. De hecho
reservé en dos hoteles mientras seguía buscando una mejor opción.
Cuando hice la primera reserva salió una nota que
decía: ¡Felicitaciones, ha hecho una gran elección y ha obtenido el precio más
bajo! Menos mal que uno no se come esos
cuentos, porque la segunda reserva, más baja que la primera (pero en un hotel
más lejano del área en la que me iba a movilizar) también me lanzó una “porra”
similar.
Tenemos una gran ventaja con todos los servicios
online. Estamos a un click de todo, pero hay que estar pilas con la información.
Las tarifas pueden estar en euros, aunque la confirmación de la reserva llega
en dólares y eso puede generar alguna confusión; la letra
pequeña que aparece en todo lo que se contrata también está
online… esa que dice: “La tarifa no incluye el 14.5% de impuestos y el cobro de
US$1.50 de servicio diario” …
servicio diario de no sé qué, porque aún no tengo claridad. Adicionalmente,
algunos hoteles que incluían el desayuno ya no lo hacen… pero no lo dicen en
letras visibles, sino cuando envían la confirmación de la reserva. Y ni hablar del miedo que da digitar los
números de la tarjeta de crédito para hacer la reserva.
Podrían parecer tonterías, pero es importante a la hora
de organizar un presupuesto de viaje, porque si no tenemos en cuenta impuestos
o servicios no incluidos de manera clara,
nos podemos llevar varias sorpresitas a la hora de pagar.
Lo mismo puede ocurrir a la hora de comprar
electrodomésticos, ropa, calzado, boletas para espectáculos. Antes de “hacer click” en el dispositivo o el
computador, verifiquemos que la transacción no terminará siendo un “embuchado”.
En fin, estamos a un click de hacer muchas cosas que
nos facilitan la vida, pero también a un click de tomar una mala decisión si no
prestamos atención a los detalles.
Lo cierto es que hace mucho que transitamos por el
ciberspacio y mientras nos beneficiamos de todas sus bondades, mantengámonos alertas
porque el dolor en el bolsillo no es virtual.
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