Foto tomada de www.elcolombiano.com en un acto de desagravio en Colombia. |
Nancy Leigh De Moss dice en su libro El Perdón: Cómo liberarse de la amargura y
el dolor (1), que “somos una generación de gente herida e incapacitada y
nuestra amargura latente se convierte en ira, odio y finalmente en venganza y
violencia”. La autora piensa que hay
demasiada gente maltratada que no aprendió a curar sus heridas y ahora va por
el mundo hiriendo a otros.
Pero la sociedad no se puede dejar arrastrar por esa
ola de gente herida que causa daño y debemos aprender a responder a lo que nos
pasa de una manera diferente, porque eso será determinante en nuestra formación
como ser humano.
Como dice Leigh De Moss:”Mientras creamos que nuestra
vida está determinada por las cosas que nos pasan, siempre seremos víctimas”. Y
coincide con algunos autores en que el perdón no es una emoción sino una
oportunidad, producto de un acto de voluntad, no por sentimiento.
Para el español Mariano Crespo “El perdón es algo que
la víctima lleva a cabo. Sin embargo,
¿no hay que esperar, que al mismo tiempo, determinadas condiciones se cumplan
en aquel que nos ha ofendido a fin de que sea perdonado?”. Qué oportuno para
Colombia es este comentario de Crespo en su libro El perdón, una investigación filosófica (2).
Crespo aborda el tema en el capítulo titulado Qué no es el perdón. Dice que perdonar
no consiste en “cerrar los ojos” ante la ofensa experimentada y aclara que condonación, no es perdón.
Sin duda, no es fácil disponernos para el perdón y
menos cuando escuchamos declaraciones de la guerrilla colombiana en las que no muestran
ningún respeto por sus víctimas. Eso enrarece el ambiente y debilita a los
perdonadores, que somos todos los habitantes de este país.
Pero no podemos ser débiles. No cuando lo que está en juego es la
tranquilidad de toda una nación. Esta
generación debe ser ejemplo para las que vienen y para mí hay una vía: Fortalecernos
en la palabra de Dios, que nos muestra siempre un mensaje de reconciliación.
John F. MacArthur dice en su libro Libertad y poder del perdón (3), que “los aspectos prácticos de la
vida cristiana están supeditados a la pureza de nuestra doctrina en asuntos
tales como la culpa, el perdón y la reconciliación”. Y hace una reflexión sobre
la importancia del perdón para resolver los problemas más complicados de
nuestras vidas, cuando asegura que si aprendiéramos a sentir más repugnancia
por nuestro propio pecado, que molestos por las ofensas de otros hacia
nosotros, ya habríamos avanzado bastante en el camino hacia la salud
espiritual.
De todos modos queda pendiente un aspecto vital y es
que Dios también se preocupa por la justicia.
Entonces dirán algunos: Si perdono, ¿dónde queda la justicia? Pregunta complicada. No, más bien, respuesta complicada. Sin
embargo, y solo a manera de reflexión: Con el perdón liberamos al victimario y
a nosotros mismos, de resentimiento. Perdonemos. Y dejemos que la Justicia sea la encargada de
una reparación de daños.
1.
Nancy
Leigh DeMoss. “El perdón: Cómo liberarse de la amargura y el dolor”. Editorial
Portavoz. Grand Rapids, Michigan. 2006
2. Mariano Crespo. “El perdón: una
investigación filosófica”. Ediciones Encuentro. Madrid, 2004
3. John MacArthur Jr. “Libertad y poder
del perdón”, Editorial Portavoz. Grand Rapids, Michigan. 1999
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